La sostenibilidad de las intervenciones para la recuperación del centro histórico de Lima 1996-2001

Abstract

En los últimos años el mundo está más sujeto a los procesos de la globalización y entrelazamiento de las economías nacionales en el ámbito económico, político, ambiental, financiero, sociocultural y educativo. A la luz de dichos procesos aumenta significativamente la importancia que van adquiriendo los Centros Históricos dentro de las Ciudades. Su importancia se considera impactante sobre todo para los países en vías de desarrollo, que generalmente presentan balanzas comerciales regularmente deficitarias. Ya que los Centro Históricos son áreas sociales donde se vive y se trabaja; son áreas económicas, porque da lugar a espacios con actividades formales e informales vinculadas a la ciudad; son áreas culturales, ya que son testimonios de la historia social, arquitectónica y urbanística que contribuyen a la identidad cultural del país y sus habitantes; son áreas urbanísticas, con ejemplos arquitectónicos, espacios urbanos que reflejan formas de vida y aportes estéticos del pasado que parcialmente han sido modificados por el proceso socioeconómico y de urbanización contemporáneos; por ello el centro Histórico es un medio ambiente sujeto a presión de ciclos cambiantes en la historia de la ciudad. Como en muchos otros centros de Ciudades Latinoamericanas, el Centro de Lima, que fue fundada el 18 de enero de 1535 ha sufrido un proceso de deterioro que se inició a comienzos de los años setenta como resultado del crecimiento explosivo de la ciudad hacia la periferia, manteniendo elevados ritmos de crecimiento y procesos activos de transformación económica y social, factores que han generado profundos cambios en su marco físico. Este deterioro se refleja en la decadencia de los espacios públicos e infraestructura, y en la ocupación de buena parte del área central por el comercio ambulante, lo que trajo problemas de congestión y seguridad en el área. La pérdida del atractivo y la falta de seguridad crearon un desplazamiento del comercio y de los servicios hacia las áreas de nueva expansión urbana, paralizando las nuevas inversiones en el centro y reduciendo el valor inmobiliario del área. La ciudad sufre en su propia estructura las agresiones realizadas al medio y es, a la vez, una herramienta fundamental para un desarrollo sostenible. La sostenibilidad, término que la Conferencia de Río de 1992 popularizó, se entiende en términos de reacción contra la degradación y contaminación ambiental, el excedente demográfico desequilibrado y la injusticia social. Su objetivo es garantizar que la satisfacción de las necesidades del presente no comprometa la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. La sostenibilidad no es ningún dogma, sino más bien un proceso en desarrollo constante que se introduce en todas las actividades humanas, y disciplinas. El respaldo de la UNESCO al considerar la inscripción del Centro Histórico de Lima en la Lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad, en 1991, produjo un efecto excepcionalmente positivo en su proceso de recuperación. El compromiso internacional contraído para proteger su valioso patrimonio urbano y arquitectónico para toda la humanidad, aceleró los procesos de concertación y consenso entre las entidades responsables de su desarrollo y otros actores urbanos implicados en el mismo. De esta manera se despejaron los caminos para pasar de las ideas a las acciones. El Centro Histórico de Lima contiene abundantes testimonios y monumentos de importancia cultural e histórica, y alberga aproximadamente 150.000 habitantes y soporta una población flotante de entre un millón y medio a dos millones de usuarios por día. El Centro Histórico cuenta con más de 570 monumentos, es sede de los poderes públicos, alberga la principal infraestructura cultural de la ciudad, y en su ámbito existen más de 300 predios tugurizados.