La casa colonial

Abstract

Arequipa, a 2,300 metros sobre el nivel del mar, situada entre el litoral y el altiplano, con mucho de la costa y mucho de la sierra, es un lugar privilegiado, al pie del hermoso y nevado Misti y rodeado de una fresca y tranquila campiña, fue fundada dos veces: por uno ele los primeros incas con el nombre de Are-que-pay, que quiere decir "bien está, quedaos" porque algunos indios que acompañaban al monarca quisieron quedarse en ese lugar tan bello; y luego por los españoles en 1540, al hallar excelente ese lugar obre todo para la salud. El origen de Arequipa fue pues el del agrado, el del gusto ele vivir en ese sitio de la tierra. Fue poblada por indios laboriosos y españoles aventureros que, poco a poco formaron una familia fuerte llena de unidad y ele vida donde la alegría melancólica y panteísta del indígena se mezcló con el gallardo y pujante de gesto castellano, donde la paciencia y la pasión estaban juntas. Tierra de equilibrio geográfico y étnico, pero de un equilibrio de extremos que se compenetran con fruición y la hacen sólida, bella y fecunda. La arquitectura de Arequipa expresó elocuentemente ese equilibrio, esa fusión y ese agracio, lo expresó tan de acuerdo con la naturaleza de su suelo, que llegó a formar un sistema estructural cuya originalidad y pureza le dan una categoría máxima entre las arquitecturas del Nuevo Mundo.