Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: http://hdl.handle.net/20.500.14076/26530
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dc.contributor.authorLastres Berninzon, Javier-
dc.creatorLastres Berninzon, Javier-
dc.date.accessioned2023-10-20T17:51:08Z-
dc.date.available2023-10-20T17:51:08Z-
dc.date.issued1960-
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/20.500.14076/26530-
dc.description.abstractDesde tiempos inmemoriales el hombre ha dedicado su existencia a explotar la fuente de vida más primitiva que pudo conocer, se dedicó a usar el agua para el riego y el suelo para cosechar los frutos que la naturaleza le ofrecía. En nuestro territorio, el incanato llegó a su perfección el dominio del suelo por el hombre cuando estaban en pleno florecimiento las admirables obras construidas en la época preincaica, principalmente a lo largo de toda la costa del Perú. Fueron de tal importancia las obras emprendidas en aquella época, que aún es posible admirar los vestigios dejados por aquel pueblo, como sus fuentes de regadío y sus cortes seccionales de tal magnitud, que hacen pensar en la grandeza de aquella obra, que en nuestros días parece imposible emprenderla, sin la ayuda de las maquinarias modernas y los sistemas actuales. Es pues, indudable que la economía incaica y preincaica, estuvieron basadas fundamentalmente en el aprovechamiento exhaustivo del agua, lo que hace pensar en la gran organización técnica y administrativa que fue necesaria. En la época del Virreinato, la explotación de las grandes obras hidráulicas se redujo a un mínimo, dado que los conquistadores prefirieron explotar las riquezas mineras que tanto distinguen a nuestro país. En los primeros años de la república resurge la agricultura gracias a la reconstrucción de los canales que databan del preincanato e incanato. Se puede considerar que aún en nuestros días no se ha igualado la cantidad de obras emprendidas en aquellas épocas. Tal como se sabe, nuestro territorio posee unos quince millones de hectáreas agrícolas, de las cuales 2´200,000 son sometidos al arado y de estas unas 500,000 están en descanso continuo. Por consiguiente, el área neta sembrada es solamente de 1'700,000 Hectáreas que representa tan solo 1.3% del área total de nuestro territorial. El área restante que asciende a unas 12'800,000 Hectáreas es de pastos naturales muy pobres. Si dividimos las hectáreas cultivadas, que ascienden a 1'700,000, entre los 11'000,000 de peruanos que ocupamos nuestro territorio, tenemos una densidad de 0.16 Hectáreas por habitante. De acuerdo con las estadísticas actuales, en la costa tenemos 650,000 Hectáreas, que se consideran como las mejores cultivadas. Un millón de Hectáreas en la Sierra, y unas 50,000 en la ceja de Selva, se cultivan solamente a base de las lluvias que entrega la naturaleza. Estas cifras dejan entrever la desproporción considerable que existe entre el área sembrada y la población. Esta relación tierra-hombre que alcanza como se sabe a 0.16 Hectáreas por habitante, trae como consecuencia que la fuente de alimentación sea pequeña, y la alimentación escasa, así como la desnutrición aumenta a medida que nuestra población crece. Por lo que se observa, el problema más importante del país es su alimentación, la falta de tierras para cultivar y su falta de técnica agrícola. Nuestro país es difícil, duro, su topografía lo más variada y el agua no es abundante. Si a esto añadiros la falta de abono falta de cultura agrícola y otros factores más, vemos que en nuestra cantidad de hectáreas cultivadas no podemos permanecer. Todo pueblo es fuerte, seguro, independiente por su agricultura; es triste reconocer que nuestro país ocupa uno de los últimos lugares en la producción agrícola mundial. No hay duda de que no progresaremos hasta que no irriguemos las tierras que son factibles por irrigar, y que mejoremos la forma de cultivar de muchos peruanos. Tenemos que emprender un plan de desarrollo del territorio Patrio; tenemos una topografía variada, a base de las irrigaciones se pueden obtener las caídas de agua que nos generen una fuerza electromotriz. Es sabido que todo esto es muy cierto, pero también es cierto que los proyectos de irrigación son obras de la ingeniería, que se consideran las más costosas. Puede considerarse UD costo de unos 20,000.00 por Hectárea irrigada y unos 6,000.00 por mejoramiento de riego en cada hectárea. Si se estudia la financiación de dichas obras, en nuestro país, elevará el nivel de vida de nuestra Patria, y el bienestar y desarrollo de Ella será una realidad. Ojalá nuestro gobierno estudie este problema tan fundamental, del que depende nuestro futuro.es
dc.description.uriTesises
dc.formatapplication/pdfes
dc.language.isospaes
dc.publisherUniversidad Nacional de Ingenieríaes
dc.rightsinfo:eu-repo/semantics/restrictedAccesses
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/es
dc.sourceUniversidad Nacional de Ingenieríaes
dc.sourceRepositorio Institucional - UNIes
dc.subjectIrrigaciónes
dc.subjectSueloses
dc.titleIrrigaciónes
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/bachelorThesises
thesis.degree.nameIngeniero Civiles
thesis.degree.grantorUniversidad Nacional de Ingeniería. Facultad de Ingeniería Civiles
thesis.degree.levelTítulo Profesionales
thesis.degree.disciplineIngeniería Civiles
thesis.degree.programIngenieríaes
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