Determinantes de la calidad crediticia: rating empresas.

Abstract

La Banca y en general el sistema financiero son agentes que desempeñan un papel importante en el camino hacia el desarrollo de nuestro país, su contribución puede expresarse fundamentalmente en dos ejes de acción, por un lado como un agente que canaliza los ahorros de un sector de la economía hacía sectores con planes de inversión, financiando diversos proyectos de producción; y por otro lado se tiene el rol que desempeña a través de la liquidez, al ser un agente participe del mecanismo de transmisión de la política monetaria y cambiaria efectuada por el Banco Central de Reserva. De ahí que su regulación y correcto funcionamiento son en la actualidad objeto de mayor atención, siendo así que su buena marcha reditúe en beneficio de la actividad económica general.

Si nos fijamos en el negocio en sí de la Banca, vemos que este es un negocio que se fundamenta en la asunción de riesgos, este es un componente inevitable y está asociado al beneficio (margen) que se puede generar así como también a la pérdida producto de la actividad. Es por ello que el análisis de riesgos se torna fundamental al ser un elemento intrínseco al negocio bancario y al ser el componente esencial en la creación de valor. Así pues actualmente se tiene consciencia de la importancia de llevar a cabo un adecuado análisis y gestión del riesgo ( cuantificable y no cuantificable), tanto por parte de los bancos, así como por parte del regulador (Superintendecia de Banca, Seguros y AFP), siendo así que en la búsqueda de dotar de solidez al sistema financiero actualmente se esta llevando a cabo una estrategia conjunta para la implementación de los estándares internacionales de administración de riesgos contenidos en el Nuevo Acuerdo de Capital (NAC)-Basilea II, este representa el nuevo estándar hacia el cual está migrando el sistema financiero local e internacional. Basilea II busca garantizar la solvencia del sistema financiero a través de la exigencia de un mínimo de capital a las entidades financieras, esto es alinear la adecuación del capital en las entidades financieras a los riesgos reales incurridos en la actividad bancaria, a la vez que incentiva a una mejoría en la capacidad de medición y gestión del riesgo, permitiendo el mantenimiento global del nivel de capitalización del sistema financiero.